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Quiero una Nueva Caracas!!

Los romanos han sido conocidos a través de la historia, entre muchas otras cosas relevantes, porque construyeron los llamados “baños” que sirvieron de punto de encuentro y de ocio para la población. Por su parte, la cultura ateniense se preciaba de crear centros de discusión y encuentro donde se formaron y/o salieron a relucir los grandes padres de ciencias y especialidades como la filosofía, la geografía, la física y la astronomía. Partiendo de eso, nos preocupa increíblemente el hecho de que en la cultura caraqueña actual pareciera que los espacios de encuentro y ocio brillan por su ausencia; ojo, tampoco nos engañemos, sabemos que los jóvenes de hoy en día tal vez no queramos reunirnos para discutir si Plutón merecía o no ser degradado de su título de planeta, pero no estaría mal que la escena que viven muchos chamos de nuestra edad cada vez que, como decimos nosotros, “cuadran” una salida, no resultara en que las opciones se acaban nada más empezar a “cuadrar”: vamos al cine!, otra vez? Pero si ni siquiera hay nada que ver!!!; bueno, entonces vamos a un centro comercial!; a ver, ya hemos ido dos veces al Tolón, tres al San Ignacio, y me niego a pisar el Sambil otra vez!. (Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia).
Es que tal vez, sin darnos cuenta, caemos en el conformismo, pero la realidad no se deja vencer tan fácilmente, y tarde o temprano se materializa ante nosotros. Facilito: hace poco fui un sábado con mi familia al cine en un centro comercial, no tendría ni 20 minutos ahí y ya había visto por lo menos a 10 personas conocidas mías, como 5 personas famosas o de importancia social, cultural y política. Lo que trato de decir es que ya es grave la situación, sin ofensa al 7to arte que por cierto me gusta mucho, pero me parece que los centros comerciales, no deberían ser el lugar por excelencia de reunión social de nuestra ciudad, porque a diferencia de muchas otras ciudades contamos con hermosísimos espacios abiertos, millones de lugares que podrían ser convertidos en el lugar de moda, por su localización, o donde se podría crear nuevas estructuras físicas y culturales que acojan a personas de todas las edades, pero principalmente a los jóvenes.
Una iniciativa que me encanta es el Centro Cultural Trasnocho, un lugar increíble, pero que a veces, no llega en realidad a la gente de la edad que aspiro a representar en este artículo, que a la final es un llamado a las autoridades competentes y a todas las personas que me lean a preguntarse qué ha sido de aquellos lugares de encuentro, de tertulia, de diversión, porque no ha sido sólo el paso del tiempo el que los ha arrancado de nuestras manos, ha sido también la buhonería, la inseguridad, el deterioro físico de los espacios y tantas otras cosas, los causantes de que desaparecieran esos lugares protagonistas de las historias de generaciones pasadas: el boulevard de Sabana Grande, con sus cafés y librerías al mejor estilo europeo, las numerosas plazas que pueblan la ciudad donde antes se daban cita los jóvenes de la época; en serio, es lamentable que esos lugares hayan perdido esas características y sean ahora testimonios palpables de esta realidad que expongo ante ustedes.
Me parece de suma importancia aclarar que no busco con este artículo desestimar los esfuerzos de organismos y organizaciones, donde brillan especialmente la Alcadía de Chacao, la Alcaldía de Baruta y la Alcadía del Hatillo, quiénes han creado y reconstruido espacios que son invaluables, como la Plaza Altamira, el Casco Histórico del Hatillo, y gran número de pequeñas plazas y lugares de encuentro comunales y un tanto anónimas que pululan por el Municipio Baruta e incluso las ciclovías; entre tantos otros lugares que seguro se me escapan. Pero aún así, aún a pesar de estos esfuerzos, el sentimiento de que algo falta, de que hemos perdido la mayoría de los espacios urbanos de disfrute y encuentro, embarga a la población, junto con un cierto disgusto, porque hay lugares como la UCV, ese maravilloso palacio del saber, que da albergue a muchas de las más brillantes mentes de nuestros tiempos (alumnos y profesores), que exhibe en sus esquinas y pasillos muchas de las grandes obras pictóricas, de escultura y arquitectura de la modernidad, y que ha sido la cuna de las grandes personalidades de nuestra historia, que han caído en las garras de la falta de mantenimiento, porque el presupuesto que se les asigna simplemente no alcanza.
En fin, lo único que intento es poner por escrito, este malestar que nos invade ante esta realidad que nos parece tan “propia” porque las cosas pueden ser mejores, mucho mejores, podemos vencer esos demonios que se han apoderado de los lugares ya existentes e impiden la creación de nuevos lugares, porque una ciudad tan hermosa como Caracas, debería ser, toda ella, un lugar de encuentro, un lugar de diversión, de risas, de intercambio, de amistad, de libertad de expresión, de creación de nuevas ideologías. Ahí se los dejo….

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